La arqueología del Pleistoceno y de la Evolución Humana en el Magreb tenía a inicios de siglo algunas carencias territoriales. Históricamente había habido una investigación amplia en Argelia, que, aunque discontinua, se recuperó en los años 1990, y un interés muy focalizado en Marruecos, dedicado a la fachada atlántica.
Yacimiendo de Guefaït 4.2 en Marruecos © Proyecto Ain Beni Mathar – Guefait
Cuando fuimos invitados y tomamos contacto con la Universidad Mohamed I de Oujda, nos dimos cuenta de las posibilidades de un proyecto que abordara las primeras ocupaciones en Marruecos Oriental. Este proyecto debía permitir cerrar aquellas carencias de continuidad territorial, pero, además, debía permitir emprender un estudio amplio de evolución de los pobladores del Pleistoceno, de su cultura y de su adaptación a un entorno cambiante.
Precisamente el entorno, la paleoecología, es uno de los vectores principales del proyecto en Ain Beni Mathar – Guefait. La región se encuentra en el extremo noroccidental de una gran unidad fisiográfica del Magreb que incluye numerosas depresiones que hoy en día conservan lagos salados que en el pasado ocupaban un territorio mucho más grande. Entre ellos un lago que ocupaba la región en que trabajamos. A lo largo del Cuaternario este lago ha sufrido la misma ciclicidad de aridez y humedad que afecta al Sáhara. Se trata de unos ciclos que siguen los patrones de cambio en el monzón y en las glaciaciones y que a lo largo del tiempo han facilitado o impedido o dificultado la instalación humana.
Hemos abordado el proyecto en diferentes yacimientos que nos permiten situar las épocas en que esta región fue habitada y las formas de adaptación de los humanos y de la comunidad animal y vegetal en cada ciclo. Señalaremos, pues, cuáles son estos yacimientos y su significación.
Al norte de la región, el yacimiento de Guefait 4 ofrece un conjunto de mamíferos de gran tamaño, incluyendo elefantes, rinocerontes, hipopótamos y sobre todo una especie primitiva de caballo, el hiparion. Esta comunidad de mamíferos está acompañada por un número importante de roedores y reptiles, entre los que domina una tortuga gigante, que nos sitúan el yacimiento a inicios del Cuaternario en un ambiente de lago con entorno de sabana. Hasta el presente no hemos hallado aquí ocupación antrópica.
En el centro del valle, los yacimientos de Ain Tabouda y Garat Soultana, contienen industria antrópica del llamado Modo 1 u Olduvayense, es decir, la tecnología más primitiva de la humanidad que por primera vez se documenta en entornos estratigráficos en Marruecos. Esta industria está contenida en niveles fluviales que indican momentos de circulación importante de agua.
Hacia el sur del área, en el yacimiento de Oued Rabt hemos descrito un conjunto tecnológico de Modo 2 o Achelense, la tecnología que, hasta el presente, era la más antigua bien conocida en el país. Este sitio inaugura una nueva fase de ocupación humana en la región de la que habrá que indagar las condiciones ecológicas y climáticas.
A partir de aquí se suceden ocupaciones humanas que, a día de hoy, nos parecen más próximas entre sí en el tiempo y que se asociarían al Middle Stone Age y al Homo sapiens.: Sahb el Ghar y Oued Charef Sahb el Ghar es muy interesante porque muestra el asentamiento y aprovechamiento extensivo de un área muy concreta de la región: un afloramiento de sílex que es explotada extensivamente y que nos permite investigar los patrones de asentamiento y aplicar nuevas metodologías de registro y análisis basadas en el GIS. Finalmente, Oued Charef refleja un aprovechamiento muy puntual de un área del entorno aplicando una tecnología lítica en evolución hacia formas de Paleolítico medio.
Este es el panorama de un proyecto que está ligado a un territorio amplio, no a un único yacimiento y que, por lo tanto, esperamos que crezca en nuevos descubrimientos e intervenciones arqueológicas. Este proyecto permitirá reconstruir el poblamiento humano desde hace 2 millones de años.