En el marco “Actualidad de la investigación arqueológica en España”, organizado por el Museo Arqueológico Nacional en colaboración con la Fundación Palarq
Se realizará el martes 7 de mayo, a las 18h en el MAN y la asistencia es libre y gratuita
Yacimiento Púnico Sa Galera-Palma es la charla que ofrecerán Jorge Argüello y Ramón Martín (Arqueover y Amics de na Galera) , el martes 7 de mayo a las 18h, en la sala de conferencias del Museo Arqueológico Nacional (MAN), en el marco del ciclo “La actualidad de la investigación arqueológica en España”.
La asistencia es libre y gratuita.
El santuario púnico de Sa Galera se sitúa en el islote homónimo, situado a 175 metros de la costa, en el centro de la bahía de Palma. Este islote parece haber tenido, desde época muy temprana, un carácter singular. Los primeros restos hallados corresponden a cerámicas incisas calcolíticas con más de 4000 años de antigüedad, asociadas a una pequeña estructura oblonga, construida con piedras de pequeño tamaño, siendo la primera vez que aparecen restos tan antiguos en la bahía de Palma.
Se trata de cerámicas que corresponden prácticamente a la llegada de los seres humanos a Mallorca. Además, la continuidad de la presencia humana en el islote es una constante durante todo segundo milenio antes de Cristo. A este periodo corresponden una cueva funeraria pretalayótica y cerámicas navetiformes. La ocupación del islote continuó durante toda la época talayótica, entre el 1000 y el 400 a.C., continuó entre talayótico final, entre los siglos IV y II a.C., y coincidió con la llegada de los púnicos ebusitanos al islote de Sa Galera.
En la primera mitad del siglo III a.C., los púnicos excavan en la isla las tres cisternas que parecen funcionar como favissas o bothros, alimentadas por diversos canales excavados en la roca, que nacen de un punto central, situado donde después estará la puerta Este del Templo.
Durante la Iª guerra púnica los baleáricos ocupan el islote y construyen en el siete cabañas de madera que nos han dejado agujeros de los postes excavados en la roca. Son cabañas de apenas 2 metros de diámetro que parecen más espacios de pequeño almacenamiento o refugio que de habitación.
Con la vuelta de los ebusitanos después de la Iª Guerra Púnica, las cabañas son incendiadas y sobre ellas se construye un templo, de 5 x 5 metros, de carácter monumental, con sillares de grandes dimensiones (los mayores de de 120x60x70 cm), orientado de acuerdo con los puntos cardinales y dotado con dos puertas orientadas de Este a Oeste. Este edificio, que pudo alcanzar los 4 metros de altura, era la única construcción que se conoce que pudiesen ver los barcos, al llegar a la bahía de Palma.
Al exterior de la puerta Oeste, se sitúan los espacios funerarios de cremación creados entre el 250 y el 225 antes de Cristo. El primero de ellos es un humilde hueco, excavado en la roca, dentro del cual fueron hallados una jarra talayótica y un cuenco púnico, que contenían dos cremaciones de dos cuerpos humanos. A su lado, se sitúa un espectacular pozo funerario con 1.80 metros de profundidad, excavado en la roca, en el que se depositó una jarra ebusitana EB69, con una cremación de cuerpo humano.
Destruido el templo entre el 242 y el 225 a.C., fue reconstruido por los púnicos ebusitanos con paredes de mampostería y construido un edificio circundante de 10 x 10 metros. Este edificio estaba dotado de tres pequeñas estructuras, que podrían ser consideradas como altares, y con pavimentos de cantos rodados.
Durante la segunda guerra púnica (218 y el 201 a.C) el templo sufre dos destrucciones. Primero sufre un incendio generalizado y tras ser reconstruido, sufre una destrucción, en la que sus estructuras son desmontadas. A ese último momento, corresponden los excepcionales restos cerámicos que se encuentran tal y como los dejaron hace 2200 años al destruir el templo y las ocho monedas púnicas ebusitanas. También corresponde a este momento la punta de proyectil de máquina de guerra romana escorpión, hallado en la campaña de trabajos arqueológicos de 2016 y que nos puede dar testimonio de la destrucción violenta del templo.
Durante el siglo II a.C., el edificio es reconstruido por los ebusitanos. En ese momento, es colocado una sepultura en cista en el exterior del muro Oeste de la estructura central. Antes de la conquista romana de Mallorca del año 123 a.C., el islote es ocupado por los baleáricos, que construyen en él una estructura defensiva dotada con un torreón semicircular, que mira al mar.
Después de la conquista romana el islote fue abandonado durante más de un siglo. Ya en el siglo I d.C., sabemos de la muerte en extrañas circunstancias en el islote de 10 personas, cuyos cuerpos fueron aparentemente abandonados sin sepultura en la superficie del islote o tirados dentro de las cisternas.
Sin presencia de restos de la época romana, solo se vuelven a identificar vestigios de ocupación humana en el islote a partir en las épocas medieval, moderna y contemporánea.
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