Los primeros trabajos han tenido como objetivo delimitar el yacimiento e identificar las diferentes áreas de ocupación
Hasta ahora se ha documentado presencia importante de material cerámico, lítico y metálico, así como diversas estructuras que presentan varias fases de ocupación
El yacimiento de as-Sila, en Jordania, llamado “la pequeña Petra” por su indudable parecido con el celebérrimo lugar, se ha identificado con la Sela edomita que con tanta frecuencia se menciona en la Biblia. La característica más notable de este sitio es la presencia de canales, depósitos, cisternas y otras estructuras relacionadas con el almacenamiento, el transporte y la gestión de agua, lo que convierte a Sela en un lugar único para estudiar estos tópicos en el Altiplano de Edom en una cronología de sobre 3.000 años antes del presente.
Otro elemento absolutamente extraordinario de Sela, y la razón por la que comenzó el presente proyecto, es la presencia de una inscripción cuneiforme con un relieve del rey Nabónido de Babilonia (556-539 a.n.e.), tallada a unos 120 metros de altura en la ladera oriental del promontorio de Sela. Esta obra artística representa la única evidencia firme de presencia babilónica durante la Edad de Hierro en el sur de Jordania y, al mismo tiempo, es el testimonio más claro que se tiene hasta el momento de la importancia de as-Sila durante ese período. Dada su ubicación, está previsto que en otoño de este año se lleve a cabo un estudio de dicha inscripción con la participación de un equipo de escaladores de élite que aplicaran técnicas propias de este deporte para alcanzar dicha obra y poderla observar lo más cerca posible, un trabajo que estará financiado por la Fundación Palarq y por ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats) con el respaldo de la Universidad de Barcelona (UB) y del Departamento de Antigüedades de Jordania (DoAJ).
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Inscripción cuneiforme con relieve del rey Nabónido de Babilonia (556-539 a.n.e.), tallada a unos 120 metros de altura en la ladera oriental del promontorio de Sela.
Precisamente, la contextualización arqueológica e histórica de esta inscripción, así como el estudio de las estructuras de gestión hídrica del yacimiento son los objetivos principales de un proyecto de investigación entorno a Sela, promovido por la UB y el Instituto de Investigación del Agua de la misma institución (IdRA-UB), que cuenta con la colaboración del Departamento de Antigüedades de Jordania y está financiado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España, por la Fundación Palarq y por ICREA. Está dirigido por la Prof. Dra. Rocío Da Riva, de la UB, con quien trabaja un equipo interdisciplinar de especialistas, tanto de ésta como de otras universidades.
Sela está situada al oeste del Wadi Aravah, cerca de la moderna Busayra, en las escarpadas montañas de Tafila, a unos 4 km de la “Vía Real” y a unos 50 km al norte de Petra. Muchos restos arqueológicos y fuentes textuales confirman la importancia de este lugar en diferentes periodos, aunque la ocupación y el uso más extensos del asentamiento tuvieron lugar entre la Edad del Hierro (I milenio a.C.), y las épocas nabatea y romana (finales del I milenio a.C. y primeros siglos del I milenio d.C.), aunque en la última campaña (2016) también se han encontrado importantes materiales de época medieval y moderna (Mameluca y Otomana).
Hasta que se empezó a desarrollar el proyecto de la Prof. Rocío Da Riva en 2015 nunca antes se habían llevado a cabo estudios de manera sistemática. Los primeros años de investigación se han dedicado a delimitar el yacimiento e identificar las diferentes áreas de ocupación, una tarea que ha contado con la colaboración de personal de la sede central de Ammán del Departamento de Antigüedades del Reino Hachemita de Jordania (DoAJ), así como con la ayuda de miembros de la sede regional de Tafila del DoAJ.
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Este canal es un ejemplo de estructura excavada en roca que avala la preocupación por la gestión del agua.
Hasta ahora se ha documentado presencia importante de material cerámico, lítico y metálico, así como diversas estructuras que conforman un complejo y rico yacimiento arqueológico con varias fases de ocupación. La prospección de superficie, extensiva y no intrusiva, ha permitido una lectura del registro arqueológico del área, relacionando los diversos restos materiales con sus correspondientes épocas: Hierro I, Hierro II, Nabatea, Romana y Medieval. De este modo se ha identificado cerámica de la Edad del Hierro y de épocas Nabatea y Romana, así como medieval, lo que demuestra que el yacimiento fue ocupado de forma prolongada en el I milenio a.C. y en momentos posteriores.
A su vez, es muy significativa la presencia de estructuras excavadas en la roca, casas o habitaciones de diferente tamaño y morfología, así como innumerables cisternas y canales, que denotarían la preocupación de gestionar y almacenar un recurso tan vital como escaso en el Altiplano de Edom: el agua.
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Vista del yacimiento de Sela, que exige de técnicas alpinísticas para llegar a algunos lugares.
Este hecho ha motivado la inclusión de este estudio en el marco de proyectos científicos del Instituto de Investigación del Agua de la Universidad de Barcelona (IdRA-UB). Una campaña de reconocimiento de los sistemas de recogida de agua existentes en la zona alta de la montaña aportó la identificación de nuevos depósitos y sistemas de conducción y almacenamiento hasta alcanzar más de 100 de estas obras destinadas a garantizar el abastecimiento en dicha área. Algunos de estos depósitos estaban revestidos con morteros aparentemente hidráulicos y ofrecen distintas medidas y formas.
De las estructuras hidráulicas registradas cabe destacar una presa localizada en el wadi de acceso a la montaña. En el corte se ve un suelo de mucha dureza, y una potencia de 7 cm con una tendencia absolutamente horizontal. Este solado está soportado sobre un lecho de piedras calizas y está limitado por sendos muros en su extremo norte que actualmente están interrumpidos, pero que originalmente debían funcionar como represa.
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