La Garma es una colina de 186 m de altitud situada junto al pueblo de Omoño (Ribamontán al Monte, Cantabria), a 11 km al este de la ciudad de Santander y unos 5 km de la costa actual. Este lugar alberga, en diversas cuevas y galerías de un complicado sistema kárstico y en varios sitios al aire libre, uno de los conjuntos arqueológicos más ricos y espectaculares de Europa. Su valor excepcional lo ha hecho merecedor de ser incluido, desde 2008, en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Esqueletos visigodos. Galería inferior, Zona V. Depósito funerario de época visigoda número 1. Foto: Pedro A. Saura
La importancia científica y patrimonial de La Garma deriva fundamentalmente de dos hechos. Por una parte, de la extraordinaria variedad de los testimonios arqueológicos localizados, que abarcan prácticamente todo el pasado de la región cantábrica, desde los grupos de preneandertales del Pleistoceno medio (hace cerca de 400.000 años) hasta el s. XIII d.C. En la Garma se documentan las más antiguas evidencias de presencia humana del Cantábrico, ocupaciones de todas las etapas del Paleolítico Superior, excelentes pinturas y grabados de esta última época, dos concheros y una sepultura del Mesolítico, indicios neolíticos, estructuras funerarias del Calcolítico y la Edad del Bronce, un castro de los inicios de la Edad del Hierro, y tumbas y otros testimonios del período visigodo y la Alta Edad Media. En muy pocos lugares se puede encontrar una secuencia arqueológica tan larga y completa.
Por otro lado, La Garma alberga un yacimiento único en el mundo para la documentación de los modos de vida, el ritual y el simbolismo de los grupos del Paleolítico: la Galería Inferior. Es esta una cueva cuya entrada original quedó cegada por un derrumbe durante la última glaciación, lo que la ha convertido en una auténtica “cápsula del tiempo” prehistórica donde, sin necesidad de practicar excavaciones, se pueden observar los restos de las actividades de los cazadores paleolíticos, tal como los dejaron sus últimos habitantes hace unos 16700 años. Entre ellos se incluye una de las más relevantes colecciones de arte mueble de Europa, con más de treinta objetos de primer orden, algunos tan notables como una magnífica espátula de hueso con una representación de relieve de cabra montés, una falange de uro en la que se ha grabado en relieve un ejemplar de esta especie de toro silvestre, asociada a un signo y una cabeza humana, o un magnífico contorno recortado en forma de cabeza de cabra montés.
De izquierda a derecha y de arriba abajo: Falange de uro con representación de toro y antropomorfo. Espátula magdaleniense con representación de cabra montés en relieve. Representación en relieve de oso y Contorno recortado magdaleniense. Fotos: Pedro A. Saura y Olivia Rivero
Pero no sólo se pueden contemplar millares de objetos (se puede estimar que unos 76.000 están a la vista), sino incluso restos de al menos nueve construcciones que, según todos los indicios, corresponden a cabañas de material perecedero utilizadas como viviendas y en algunos casos probablemente también como espacios rituales. En una de estas últimas se ha constatado el empleo de una piel de león de las cavernas, un gran felino que se extinguió al final de la última glaciación.
La Garma destaca también por su imponente conjunto de arte rupestre paleolítico, el más importante descubierto en Cantabria después de la Primera Guerra Mundial, con más de 500 pinturas y grabados, incluyendo casi un centenar de representaciones animales (ciervos, caballos, bisontes, cabras, uros, megaceros, carnívoros…), cuarenta manos en negativo, tres “máscaras” y en torno a un centenar de motivos geométricos o signos. No menos importancia tiene la existencia de información fundamental acerca del contexto del arte. En la Galería Inferior las manifestaciones gráficas se localizan en paredes y techos adyacentes a los suelos magdalenienses, y en estos se han encontrado numerosos restos arqueológicos que se vinculan a la ejecución de algunas de las pinturas y grabados (indicios de la preparación de los colorantes, por ejemplo) o a su frecuentación (pisadas, senderos…)
Caballo magdaleniense superpuesto a signos rojos. Foto: Pedro A. Saura
Todo lo anterior convierte a la Galería Inferior de La Garma en uno de los yacimientos más relevantes del Paleolítico mundial, y probablemente el más prometedor de los que se están documentando en la actualidad. Con objeto de asegurar su adecuado conocimiento y conservación, desde 1996 se está desarrollando un ambicioso proyecto de investigación coordinado desde la Universidad de Cantabria. En él colabora un amplio equipo de especialistas de diversas instituciones académicas de España y de otros países (Francia, Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, Canadá). El proyecto está concebido desde una perspectiva que prima la conservación sobre cualquier otro planteamiento. Nos hallamos ante un documento arqueológico único en el mundo, tanto por su riqueza y extensión como por su extraordinario estado. No parecía aconsejable, por lo tanto, emplear métodos arqueológicos convencionales, que hubieran hecho desaparecer una parte tan excepcional del Patrimonio de la Humanidad. Por ello, desde el inicio mismo del proyecto se ha optado por primar los enfoques no invasivos, lo que nos ha llevado a desarrollar un protocolo específico de actuación, diferente de la excavación arqueológica convencional.
Nuestro enfoque ha sido intentar documentar el yacimiento sin alterar los suelos, limitando al máximo la extracción de materiales arqueológicos y estudiando todo lo que fuera posible in situ. Podríamos definirlo como “trasladar el laboratorio a la cueva”, en lugar del habitual traslado de los materiales de las excavaciones a los museos y centros de investigación. La aplicación de algunas técnicas innovadoras, como la realización de giga-ortoimágenes verdaderas continuas de los suelos paleolíticos de la cueva, el análisis hiperespectral y mediante espectrometría pXRF de las pinturas, la realización de una cartografía 3D a alta resolución del campo magnético de los suelos paleolíticos, el estudio de ácidos grasos en los sedimentos o la determinación de los restos de fauna a través de la técnica ZooMS (espectrometría de masa de péptidos del colágeno óseo) han contribuido también al milagro de restituir este campamento paleolítico sin destruirlo. Hemos de destacar que la realización de varias de estas técnicas, muy costosas, ha sido posible gracias a la aportación de dos fundaciones privadas, la Stuart Weitzman Foundation for the Preservation of the Cantabria Prehistoric Caves y la Fundación PALARQ, que se han sumado en los últimos años a la fuente principal de financiación del proyecto, que ha sido, desde el comienzo, el Gobierno de Cantabria.
La importancia científica y patrimonial de La Garma y la necesidad de dar a conocer un lugar tan especial, que nunca va a poder ser abierto al público, nos han llevado a dedicar también un considerable esfuerzo en la difusión del sitio arqueológico. Además de dos grandes exposiciones presentadas en Cantabria, en el Museu d’Arqueologia de Catalunya y en el Museo Arqueológico Nacional, numerosas conferencias en varias países europeos, asiáticos y americanos y artículos de divulgación, cabe destacar la elaboración en 2003 de la reproducción facsimilar de un sector de la Galería Inferior. Esta réplica, elaborada por el mismo equipo que realizó la “neocueva” de Altamira (Matilde Múzquiz, Pedro Saura y la empresa Tragacanto, S.L.), puede contemplarse actualmente en la exposición permanente del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Pero las tecnologías avanzan a toda velocidad y hoy es ya imprescindible el recurso a las técnicas de restitución 3D y de realidad virtual. Con esa finalidad, gracias a la generosa aportación de la Stuart Weitzman Foundation y la World Monuments Fund, se ha realizado “Memoria: historias de La Garma”, un viaje interactivo en Realidad Virtual, narrado por Geraldine Chaplin, que permite al usuario explorar el interior de La Garma, moviéndose libremente por varios espacios de la cueva, y le ofrece la recreación de diversas actividades de los cazadores paleolíticos, de sus construcciones, y del terrorífico león de las cavernas que bajó hasta lo más profundo de la cueva para vivir sus últimos días. El trabajo, producido por Morena Films y realizado por Overlat, S.L, ha sido seleccionado en varios festivales de cine y nuevas tecnologías, y ha sido incluido por la revista Forbes entre las 50 mejores experiencias de VR del año 2019.
VR Memorias. Stuart Weitzman explorando la instalación interactiva de realidad virtual “Memoria: Historias de La Garma” en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria
- La Garma, “cápsula del tiempo” prehistórica - 3 marzo, 2020
Estuve con mi mujer el 23/01/2016, aún sabiendo que no era posible visitar la cueva. Además, sin el equipo necesario, aunque estuvieran abiertas las dos verjas, sería una temeridad adentrarse; por no hablar del daño que cualquiera podría provocar en un lugar con tantísimo material sensible, y aún por estudiar.
Recuerdo que unas grandes lonas cubrían las prospecciones del exterior, en donde se hallaban depositados algunos grupos de huesos y herramientas líticas que, por supuesto, ni siquiera tocamos. Sólo me permití realizar algunas fotos de tales hallazgos.
Por cierto, estoy convencido de que La Garma tiene mucho parecido con el conjunto de Atapuerca, ya que debe guardar, todavía, numerosísimas sorpresas, que están por todas partes, pues me sorprendió muchísimo que bajo cualquier piedra del camino, incluso (y a poco que nos desviáramos de él), aparecían conchas y bígaros marinos, o pedazos de huesos, que, curiosamente, habían sido partidos longitudinalmente; como si les hubiera interesado, en especial, ingerir la médula ósea, por su mayor aporte de grasa y energía. O quizá pudo ser utilizada como combustible para antorchas o para hacer fuego. En este caso, por supuesto, debió tratarse de asentamientos más cercanos en la historia.
Una lástima que no se pueda visitar, pero se comprende y se asume con resignación, por lo mucho que aún se debe trabajar a nivel de investigación, tanto en su interior, como en zonas aledañas. De todas formas, aunque los trabajos hubieran incluido, acondicionar las galerías para que las visite el gran público, sería una tarea muy ardua, pues no imagino cómo podrían salvarse los obstáculos tan numerosos que presenta tan variopinta cavidad; y, sobre todo, sin dañar los muchísimos tesoros que contiene.
Muchísimas gracias por la información de este trabajo.
Saludos cordiales,
FRamon.