Proyecto La Blanca, quince años de exploraciones en las ciudades mayas del Valle del Mopán (Petén, Guatemala)
La Blanca, ciudad Maya excepcional por sus construcciones palaciegas tiene la bóveda más ancha hasta ahora documentada en toda el área maya
Ubicada cerca de Petén, cuna de la civilización maya
Ciudad abandonada en el famoso “colapso” de la civilización maya clásica
El 27 de mayo de 2019 fue un día importante para la población de la aldea La Blanca, situada a escasa distancia de las ruinas arqueológicas de igual nombre. Estas se encuentran al pie de una serranía que recorre por su lado oeste el extenso Valle del río Mopán, ubicado en el departamento de Petén, cuna de la civilización maya. Ese día tuvo lugar el acto oficial de entrega a las autoridades guatemaltecas de los trabajos arqueológicos y de puesta en valor del patrimonio cultural que desde el año 2004 el Proyecto La Blanca ha llevado a cabo en este sitio arqueológico.
Vista aérea de la Acrópolis de La Blanca tras su excavación. (Imagen tomada por dron del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala)
En esos quince años de investigaciones se han producido descubrimientos de gran relevancia, tanto en La Blanca como en otros sitios de su entorno, entre ellos Chilonché, y se han introducido innovaciones de carácter metodológico, como ha sido la aplicación de las nuevas tecnologías digitales para la excavación, documentación y estudio de los bienes patrimoniales exhumados. También son varios los investigadores que se han formado en el seno de este proyecto, desarrollando sus tesis doctorales sobre temas de arqueología, arquitectura, historia del arte y restauración. Pero sin duda, uno de los principales aportes del proyecto ha sido la puesta en valor de la excepcional arquitectura de La Blanca y la creación de las infraestructuras necesarias (Centro de Visitantes, paneles informativos, sendero interpretativo, etc.) para su disfrute por parte de la población local y demás visitantes de todo el mundo.
Los antiguos mayas que habitaron en esta ciudad supieron sacar provecho de los beneficios derivados de la explotación de sus recursos naturales y del control de las rutas comerciales que discurrían por este valle fluvial, una de las principales vías de comunicación entre las Tierras Altas y las Tierras Bajas Mayas. Testimonio de ello es la excepcionalidad de sus construcciones palaciegas, especialmente en su Acrópolis, donde se encuentra el palacio que tiene la bóveda más ancha hasta ahora documentada en toda el área maya. Los mayas construían bóvedas de las denominadas de aproximación con diferentes sistemas constructivos; en el caso de La Blanca las dovelas son de grandes dimensiones y se van colocando una sobre otra, aumentado el voladizo y con la cara interior perfectamente labrada para conseguir un plano inclinado perfecto. Los espacios interiores son, por tanto, de gran amplitud y todas las estancias cuentan con enormes banquetas que las recorren longitudinalmente. Asimismo, embellecían esos palacios con relieves escultóricos y con pinturas murales, sin olvidar la presencia de originales grafitos, muy abundantes en los muros de estos palacios.
Hallazgo del relieve tallado en la basamento de la Subestructura de La Blanca.- Foto: Patricia Horcajada
Gracias a esos grafitos sabemos que en el interior de esas estancias palaciegas se llevaban a cabo recepciones presididas por el gobernante, en las que participaban músicos y otros miembros de la corte. La fauna también está muy representada en el arte de los grafitos, y restos óseos de esos mismos animales fueron hallados en la excavación del interior de los cuartos, en los que se celebraron rituales y se depositaron ofrendas de terminación. Esto ocurrió coincidiendo con el abandono de la ciudad por parte sus habitantes, durante la famosa crisis de finales del siglo IX d.C., conocida como el “colapso” de la civilización maya clásica. Los palacios de La Blanca ya nunca más fueron habitados por la élite, pero algunos de ellos se convirtieron en lugar de culto e, incluso, de enterramiento de otros individuos de época más tardía, de modo que el estudio de esos restos fúnebres ha aportado una información muy importante para profundizar en el conocimiento de estos episodios de crisis que condujeron al abandono de las ciudades mayas, hasta que poco a poco fueron engullidas por la espesura del bosque tropical.
Y así fue como encontramos La Blanca en el año 2004, totalmente cubierta por la vegetación selvática, de ahí que haberle devuelto el esplendor del que disfrutó antaño ha sido algo muy valorado por los herederos de este excepcional patrimonio cultural, quienes hasta entonces no se sentían en absoluto identificados con el sitio arqueológico. Y así nos lo han querido demostrar con el emocionante acto organizado por las dos escuelas de la aldea el día de la entrega oficial de los trabajos arqueológicos. En el patio de una de ellas se realizó un baile en el que las niñas iban vestidas con faldas pintadas con imágenes de la aldea y de las ruinas, y en las que se podía leer: “La Blanca. Arqueología y desarrollo”. El baile se llevó a cabo al ritmo de una canción compuesta por el Director del colegio, uno de cuyos estribillos dice así:
Baile protagonizado por las niñas de la Escuela Rural Oficial Mixta de la Aldea La Blanca durante la celebración del día 27 de mayo de 2019. (Foto G. Muñoz)
No te vayas a quedar sin venir a visitar el sitio arqueológico que te va a enamorar.
Allá en La Blanca, allá en La Blanca, vamos todos a pasear; en la laguna, en la laguna, vamos todos a nadar…
- La Blanca, ciudad Maya excepcional por sus construcciones palaciegas - 16 octubre, 2019