Este es el enigma que intenta aclarar el equipo hispano-uzbeko que desarrolla el proyecto de investigación “Termez en Bactriana”, Uzbekistán
“La cerámica descubierta en aquella zona es como la que se elaboraba en Ampurias”, afirma el profesor Josep M. Gurt
Desde Alejandro Magno y hasta el mundo islámico hay grandes y constantes conexiones entre Asia Central y el Mediterráneo
Las localidades de Termez, en Uzbekistán, y Ampurias, en España, tienen una distancia entre ellas de unos 5.500 kilómetros en línea recta, pero hace ya 2.300 años en ambas partes se elaboraba la misma cerámica, la misma tipología de recipientes. “Esto demuestra que desde Alejandro Magno y hasta el mundo islámico hay grandes y constantes conexiones entre Asia Central y el Mediterráneo. Hay una comunidad de pensamiento, de conocimiento y de transmisión tecnológica”, afirma el Prof. Josep M. Gurt (Universidad de Barcelona), director del proyecto de investigación “Termez en Bactriana” – Uzbekistán”, que desarrolla un equipo hispano-uzbeko.
“Esto lo observamos con el estudio de la cerámica hallada durante las siete campañas de excavación arqueológica llevadas a cabo en Termez”, prosigue el mismo Prof. Gurt. “A veces son sutilezas, pero nosotros, que somos especialistas en la materia, las identificamos. Por este motivo, efectuamos estudios tecnológicos y de caracterización de esta cerámica, siguiendo las corrientes más actuales y desde una perspectiva occidental y muy interdisciplinaria”.
Una pequeña revolución
“La cerámica es la base y le aplicamos –insiste- muchas lecturas. Esto ha provocado un salto cualitativo muy importante en la investigación en Asia Central, realizamos dataciones de Carbono 14, con largas seriaciones, por ejemplo, que nunca se habían hecho con material de esta zona geográfica. Estos análisis nos permiten discutir las teorías que habían desarrollado los arqueólogos/historiadores de la era soviética y, por lo tanto, todo esto es una pequeña revolución”.
Ahora bien, quedan muchos interrogantes por contestar. Uno de los aspectos que se desconocen son las influencias que se producen entre Asia Central y el Mediterráneo, así como averiguar los mecanismos en la transmisión de ideas y conocimiento en ambos sentidos, el funcionamiento de este mundo durante tantos siglos. En este empeño, el Dr. Gurt comenta: “Nosotros excavamos y analizamos el material extraído. En este sentido, tenemos una ventaja muy importante, que no tiene todo el mundo, y es que nos dejan sacar del país material arqueológico, muestras geológicas, carbones, etc. para analizarlo y estudiarlo en nuestros laboratorios. Esto, evidentemente, nos facilita mucho el trabajo”.
Un ejemplo de las similitudes es el arte de Gandhara asociado al Imperio Kushan, que fundaron en Asia Central pueblos nómadas procedentes de las estepas del norte y de la zona oeste de la China y cuya extensión hace 2.000 años alcanzaría hasta a la India. “Esta expresión artística es el resultado de la síntesis que se produce entre el arte helenístico del mundo mediterráneo y las corrientes artísticas chinas y sobre todo indias”.
Ahora bien, ¿cómo se producen estas conexiones culturales? El equipo del Prof. Gurt centra sus excavaciones en la compleja ciudad de Termez, con una serie de recintos amurallados de distintas épocas. El marco histórico se sitúa en el período helenístico con la conquista de Alejandro Magno (329 a.C.), para continuar con el reino greco-bactriano (250-100 a.C.), el período Yuezhi (150-50 a.C.), la época kushán (50/25 a.C.-250 d.C.), templos budistas, la cultura kushano-sassánida (s.III-VI d.C.) y el islam (principios del s.VIII d.C.). Todo ello se sucede en el sur de Uzbekistán, donde se localiza la ciudad de Termez. Allí quieren encontrar pistas que ayuden a responder cuestiones como ésta.
En este contexto, “el período islámico -puntualiza el Dr. Gurt- es interesante por muchas razones. Una vez más nos sirve para relacionar lo que es mediterráneo con este mundo de Asia Central. Las cerámicas que hemos encontrado en la última campaña parecen obtenidas en cualquier ciudad española fundada durante el periodo islámico, por ejemplo, porque excavaríamos en una de estas localidades y obtendríamos exactamente lo mismo”.
Por lo tanto, “hay una cierta globalización cultural establecida desde hace ya más de dos mil años. Hay una comunidad inmensa de pensamiento, de conocimiento y de transmisión tecnológica de un extremo al otro, a lo largo de 5.500 kilómetros en línea recta. Así que ya en época de Alejandro Magno se estaba elaborando la misma cerámica en Asia que en Ampurias y ambos comían el pescado en platos muy similares; la única diferencia seria el tipo de pescado”.
¿Son cerámicas importadas? Josep M. Gurt asegura: “Estamos demostrando que no. Es conocimiento que viaja, pero no sabemos cómo. Las modas se mueven y crean tendencia en lugares muy diversos; desde el Norte de África a Italia están haciendo lo mismo y cuando en un lugar se cambia de moda, en el otro extremo también”.
El equipo, integrado por miembros de la Universidad de Barcelona, de la Universidad de Salamanca y del Instituto de Bellas Artes de Tashkent, espera volver este otoño a Termez para una nueva campaña de excavación, en el marco del proyecto de investigación mencionado, financiado por la Fundación Palarq y por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Tanto sobre terreno como luego en el laboratorio, se aplicarán las más modernas técnicas y una amplia variedad de disciplinas para intentar aclarar cómo se produjo esta globalización, por lo tanto, una situación que no es de hace cuatro días como podría parecer en nuestra era de Internet.
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