En el marco “Actualidad de la investigación arqueológica en España”, organizado por el Museo Arqueológico Nacional en colaboración con la Fundación Palarq
La conferencia se realizará el martes 14 de enero, a las 18h en el MAN y la asistencia es libre y gratuita
Entre íberos y romanos en el sur de Córdoba: nuevas investigaciones en Igabrum (Cabra) y Ulia (Montemayor) es la charla que ofrecerán Fernando Quesada Sanz y Javier Moralejo (UAM) el martes 14 de enero a las 18h, en la sala de conferencias del Museo Arqueológico Nacional (MAN), en el marco del ciclo “La actualidad de la investigación arqueológica en España”
Durante la última década, y desde el Grupo de Investigación Polemos, desarrollamos en el sur de la actual provincia de Córdoba, un amplio Proyecto de Investigación sobre la Cultura Ibérica y la transición durante la conquista romana. En su fase actual, y en forma de Proyecto de I+D del Plan nacional de Investigación, tiene el título: ‘Ciudades y complejos aristocráticos ibéricos en la conquista romana de la Alta Andalucía’.
El periodo analizado abarca entre el siglo IV y el I a.C., y la zona de estudio es el área fronteriza entre la Campiña y la Subética o, en la antigüedad, la región transicional entre la Turdetania (Bajo Guadalquivir) y la Bastetania (Alta Andalucía) de las fuentes romanas, lo que aporta un interés adicional, ya que se trata de un área a caballo entre el mundo ibérico y un área muy más influida por fenicios y púnicos.
Como cualquier Proyecto de investigación moderno, el trabajo es complejo e incluye prospecciones de superficie en varios municipios, y excavaciones en tres puntos muy seleccionados: el hábitat ibérico del Cerro de la Cruz en Almedinilla, el complejo aristocrático o palacial del Cerro de la Merced en las cercanías de Igabrum/Cabra, más al oeste; y el entorno de la ciudad de Ulia, actual Montemayor, ya en la campiña.
Cadáveres mutilados del Cerro de la Cruz
El Cerro de la Cruz es un oppidum, conocido desde el s. XIX por su importante necrópolis y sus falcatas, ha revelado en las excavaciones de su fase final un poblado destruido muy violentamente hacia el 140 a.C. y luego abandonado. Espléndidamente conservado, con calles y plaza, almacenes y cisternas, patios y viviendas, el Cerro de la Cruz proporciona el mayor y más completo repertorio de cultura material conocido en un hábitat en toda Andalucía (cerámica e instrumentos de todo tipo). Lo más llamativo sin embargo son los esqueletos humanos salvajemente mutilados y abandonados sobre el suelo de las calles, o entre los escombros de las viviendas, y que junto con el enorme incendio que calcinó todo, demuestran la brutalidad del asalto probablemente romano en época de las guerras de Viriato.
Nuestra exposición se centrará hoy sin embargo en nuestras excavaciones más recientes e igualmente reveladoras.
El Cerro de la Merced se ubica sobre el paso natural que une la Campiña y la Subbética, una antigua ruta que -todavía hoy- une Cabra con Carcabuey y Priego. De forma cónica, y aislado, destaca en el entorno como un centro de referencia visual; cualquier cosa que se construya en su cima resalta en el paisaje inmediato. En algún momento entre el siglo V y el IV a.C. se edificó allí un edificio, quizá un santuario, que incluía un monumento decorado con cornisas de gola y espectaculares relieves vegetales. Orientado al este, su fachada era iluminada cada mañana por los primeros rayos del sol que se alza sobre la sierra. Aprovechando parte de la planta y reutilizando muchos bloques del viejo edificio, un señor ibero construyó algo más adelante un complejo arquitectónico monumental, un gran edificio de planta cuadrada y dos alturas, con muros ciclópeos exteriores de hasta cuatro metros de espesor. Bien conservado, con muros todavía hoy alzados hasta cuatro metros de altura, en su planta baja hubo almacenes, salas enlosadas con grandes lajas, áreas de molienda de cereal, quizá incluso una capilla recóndita. Este gran recinto estaba además rodeado por una terraza perimetral contenida por otro gran muro de aterrazamiento. Una escalinata de piedra enlazaba la puerta con la gran terraza y el gran recinto de la cima. El aspecto sería imponente, y lo sigue siendo hoy.
Cerro de la Merced
Es posible que el edificio fuera a fines del siglo III a.C. la sede del poder de un ‘señor de la guerra’, o de un noble ibero, cuya relación con el cercano oppidum de Igabrum, hoy Cabra, todavía no podemos precisar. Pero lo cierto es que en esos años, en época de Aníbal o poco después, el complejo aristocrático fue saqueado y demolido, sus imponentes esquinas arrasadas para impedir la reconstrucción. Todavía durante unas décadas se utilizaron las ruinas para una ocupación precaria, pero con la consolidación del dominio romano el complejo del Cerro de la Merced fue abandonado, casi para siempre.
Hoy, excavado con criterios científicos y protegido de la intemperie por una espléndida y airosa cubierta, el Cerro de la Merced se prepara para nuevas visitas, ahora de amantes de la historia y el patrimonio.
Por fin, la tercera y cuarta patas de nuestra investigación se centra en el entorno del oppidum ibero de Ulia (Montemayor), una jornada al noroeste de Cabra, conocido antes solo en las fuentes antiguas por las feroces batallas y asedios librados allí durante las guerras Civiles romanas entre Julio César y Pompeyo y sus hijos. Entre los años 48 y 45 a.C., Ulia fue escenario de dos asedios y varias batallas. Nuestras prospecciones, realizadas con la metodología más actual y rigurosa, están localizando al norte y sur de la ciudad, bajo los antiguos muros de la ciudad ibérica (tal y como indica el texto del corpus cesariano) los restos de las batallas, aportando cientos de glandes de honda, proyectiles de artillería, puntas de flecha, monedas, etc. que testimonian la dureza de los combates, y las vías de ataque a la ciudad.
Almacén del Cerro de la Cruz
Por si fuera poco, y en este contexto de arqueología militar, hallamos y excavamos en el Cerro de la Horca (probable ubicación de uno de los campamentos de asedio romanos, y antes cementerio de la ciudad), un espectacular depósito ritual, de probable significación funeraria. En una zanja excavada en el suelo de gravas se depositó cuidadosamente un lote de cuatro ruedas de carro en hierro y madera, apiladas, todas ellas cuidadosamente colocadas sobre el yugo de un carro y los correspondientes bocados de caballo. El conjunto estaba mezclado con cenizas y huesos de animal, y se rellenó con cantos rodados. El carro debe datarse probablemente en el siglo IV a.C., y es único por su conservación y número de piezas en la Península Ibérica; fue considerado por National Geographic uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de 2018.
En conjunto, nuestro proyecto está aportando una ingente documentación nueva sobre la fase plena de la cultura ibérica y sus élites entre los siglos V y III a.C. (carro de Montemayor, monumento conmemorativo y complejo aristocrático del Cerro de la Merced), urbanismo, arquitectura y vida diaria entre los siglos III y II a.C. (poblado del Cerro de la Cruz, complejo de la Merced), la conquista romana en el s. II a.C. (Cerro de la Cruz) y la implicación del mundo local en las guerras civiles romanas del s. I a.C. (Montemayor).
- Entre íberos y romanos en el sur de Córdoba - 13 enero, 2020